En la primera parte de la temporada aprendemos por qué duele tanto un golpe en el dedo meñique del pie y lo que nos hace marear. Sólo en Disney+.
Este mes estrena en Disney+ la segunda parte de la primera temporada de Voluntarios: Todo sea por la ciencia, la serie original de National Geographic que desafía los límites del cuerpo humano en nombre del conocimiento.
Los nuevos episodios se unen a una variedad de contenidos exclusivos para que tú y tu familia vean y aprendan juntos, como Secreto de las Ballenas, Jane Goodall: La Gran Esperanza y The Beatles: Get Back.

¿Qué es Voluntarios: Todo sea por la ciencia?
¿Alguna vez te has preguntado cuánto frío puede soportar un ser humano? ¿O qué sonidos te molestan más y cuáles te molestan menos? ¿Qué pelo duele más depilarse: el de la nariz o el de la ceja?
Estas y otras preguntas son respondidas por Rafael Cortez en la serie original producida íntegramente en Latinoamérica. Sin embargo, no es precisamente él quien da las respuestas a estas preguntas, sino su equipo de “voluntarios”.
¿Cómo actúan los voluntarios?
En cada episodio, Rafael plantea algunas preguntas sobre el mundo y el cuerpo humano. Posteriormente, nos orienta sobre las principales teorías explicativas de los fenómenos. Luego viene la parte divertida.
Pensando en probar la veracidad de estas teorías, el presentador convoca a algunos de los sujetos de prueba del equipo: Micaela Lapegüe, Armando Álvarez, Camilo Pugliato, Esteban Mascó y Angietta Rodríguez. Los cinco tendrán la misión de entregar sus cuerpos a la ciencia.
Así, nuestros voluntarios, con mucho buen humor y fe en la ciencia, se enfrentan a las situaciones más absurdas para mostrar las capacidades que el ser humano posee pero que no vemos en la vida cotidiana.

¿Qué pasó en la primera parte de la temporada?
En los primeros cuatro episodios de la primera temporada descubrimos muchas cosas nuevas sobre el cuerpo humano. Hemos aprendido, por ejemplo, que el lugar donde más duele depilarse varía de una persona a otra, pero se concentra en la cara, donde los receptores del dolor están conectados directamente con el cerebro. En zonas como la pierna, los receptores pasan por la médula espinal, lo que hace que la percepción del dolor sea más tardía y leve.
También descubrimos por qué golpear el dedo meñique del pie causa uno de los peores dolores posibles, eso después de que los pobres voluntarios golpearan sus dedos en todo tipo de superficies. Esto se debe a que, a pesar de tener pocos receptores de dolor, al ser un lugar pequeño, los nervios del dedo meñique están más concentrados. Cuando algo golpea ese lugar, el dolor es sentido por más receptores a la vez que en otros lugares.
Otros experimentos nos han demostrado que podemos controlar los reflejos cuando nos acostumbramos a una determinada situación y también que los mareos son el resultado de la confusión de los sentidos del equilibrio del cuerpo.